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Lume de Biqueira, las Gaitas gallegas que suenan en Madrid |
19 Noviembre 2011 | |||||||||||||||||
"...lo que siempre manda es poner el corazón en lo que haces..."
Lume de Biqueira es una banda de gaitas gallegas de Madrid (España). Durante toda su andadura, la banda ha participado en las Ligas Nacionales de Bandas de Gaitas gallegas, ascendiendo año tras año hasta alcanzar la primera categoría y aspirar al título de campeona de dicha liga en varias ocasiones, participando como banda del Centro Gallego de Madrid, pero han ido más allá de las fronteras españolas participando hasta tres veces en el Festival de San Patricio de Dublín invitados por la organización. En estos días ensayan para su próximo concierto dentro de la programación del William Kennedy Piping Festival en Armagh, que comienza el próximo 18 de Noviembre. Estoy con Ángel Hernando, presidente de la asociación, y Fernando Molpeceres, responsable de comunicación y Mestre Gaiteiro, a los que doy las gracias por hacerme un hueco minutos antes de comenzar un nuevo ensayo en su local del Paseo de Extremadura. Lleváis ya 13 años haciendo sonar vuestras gaitas. Primero como la Banda del Centro Gallego de Madrid y, ya en 2008, como Lume de Biqueira ¿Cómo y de quién nace la idea de formar una banda de gaitas en Madrid?
A lo largo de todos estos años, habéis contribuido a la difusión de la música tradicional gallega. La historia del pueblo gallego va indiscutiblemente ligada a cada uno de los diferentes géneros musicales, reflejando su carácter y sus costumbres. ¿Cuáles son estos elementos culturales propios del pueblo gallego que podríamos encontrar cuando escuchamos a Lume de Biqueira?
Estos tres componentes dan lugar al nacimiento de los diferentes géneros de la propia música tradicional. No obstante hay conexiones entre canciones y melodías que encontramos muy parecidas en el folclore castellano, ritmos comunes en diferentes partes de España como la Jota, muy extendida en la mitad norte de España o el Pasodoble común a toda España, pero también hay ritmos importados como, por ejemplo, la Polka que la puedes encontrar en distintas partes de España y que trajimos en el primer tercio del siglo XIX de Polonia o la Mazurca que la podemos encontrar tanto en España como en Europa. El folclore se va configurando con éstos dos elementos, con sus conexiones y con sus aislamientos. Vosotros, en vuestra vida cotidiana, fuera de los ensayos, conciertos, clases… ¿Cómo mantenéis viva a Galicia en el día a día? ¿Qué costumbres no habéis dejado de lado?
En la actualidad no sólo ofrecéis conciertos, también apostáis por la formación. ¿Cuál es el perfil más común entre aquellos que se acercan por primera vez a vosotros? ¿Qué interés les mueve?
Ángel: Lo que nosotros también hacemos es una acción de acercamiento de la música a la gente que no tiene la capacidad de acceder a una formación musical reglada como podría ser el Conservatorio que, quizá, tiene un aspecto más clasicista. La gente quiere tocar instrumentos, quiere tocar en la calle y disfrutar de la música…ofrecemos lo que sería una fórmula intermedia. Como asociación que somos, tenemos también una función social y es traer gente joven, sobre todo, al mundo de la música y que disfruten de ella. ¿La gente que se acerca a vosotros buscando esa formación lo hace desde el interés estrictamente musical o también existe una demanda por conocer otros elementos más relacionados quizá con la cultura propia?
En la música celta, hay un aspecto místico que en muchos casos se expresa con la gaita, ¿Tiene también la gaita gallega este punto de misticismo?
Fernando: Sí, pero el misticismo de la gaita, incluso la gaita como icono, tiene un punto de aparición. Es en el siglo XIX con el Romanticismo cuando, al amparo de ese movimiento cultural, artístico y literario, se vuelven los ojos hacia determinadas tradiciones que estaban muertas. Así como los ingleses en la época victoriana fijan su mirada en los “highlanders” y en sus instrumentos, lo mismo ocurre en Galicia. En Galicia buscaban además, como ocurre durante la época de los nacionalismos, sus señas de identidad. Los grandes poetas románticos gallegos como Rosalía de Castro, Curros Enríquez…descubren ese icono en la figura del gaitero y la gaita, en un instrumento de sonido irregular, muy especial y hasta misterioso. Un instrumento que estaba hecho para tocar al aire libre, potente y siempre identificado, sobre todo en la zona atlántica que es donde terminan las migraciones celtas y donde el instrumento alcanza mayor evolución, con el pueblo que lo toca. Parece además que hay un denominador común en los grandes bosques, las brumas…que los escritores gallegos supieron utilizar muy bien para la creación de éste icono. Ángel: Yo no soy músico, pero como amante de la música tengo que contarte mi experiencia. Como oyente y amante de la gaita gallega creo que hay en momentos en que tiene sonidos sublimes. Te voy a contar un par de casos. El primero: costa gallega, después de una gran tormenta en las que las olas barrían el paseo marítimo, Fernando se encarama a una roca. Saca la gaita empieza a tocar “María Soliña” frente al mar. Se me pusieron los pelos de punta. El segundo, en el entierro de mi padre, Fernando vuelve a tocar la misma canción…El tono de esa gaita con esa canción es una delicia, algo que te transporta…como decía, sublime. En el año 2007 grabáis vuestro primer trabajo “Mañana Más”, donde además fusionáis las gaitas con otros instrumentos que nada tienen que ver con la música gallega y con estilos completamente diferentes a los propios de la música tradicional. ¿Podemos hablar de una “actualización” o “evolución”? Fernando: Sí, es una evolución. Digamos que nuestro director Darío Nogueira es inquieto y quedarse anclado en determinadas estructuras o determinadas formas creo que no tiene sentido. Darío hace una apuesta por incorporar instrumentos, insisto en que el tipo de música que hacemos en el disco sólo podemos reproducirla en escenario, como la guitarra o el bajo eléctrico que amparan un poco el sonido de la banda de gaitas. Incorpora batería e instrumentos que nos ayudan a desarrollar la música con un formato digamos más actual, más asequible para el gran público y, sobre todo, se trabajan los temas de tal manera que resulten fáciles de oír. Hay discos y fusiones que están hechas como un gran ejercicio musical pero que resultan complejas de escuchar y entender. Sin embargo, este disco fue desde el principio para todos los públicos. La experiencia es muy positiva cuando el público, desde niños pequeños hasta gente mayor dicen que lo han disfrutado.
De principio a fin encuentras piezas clásicas, piezas arrumbadas, encuentras guiños a la samba, por supuesto música gallega y también música escocesa. La idea del disco fue creciendo muy despacio porque los temas estuvieron madurando durante casi dos años, pero la acogida por parte del público y la crítica especializada nos dio la pauta de lo que opinaban auténticos expertos en música sobre lo que habíamos hecho. Además, insisto, somos un grupo de aficionados .Nadie trabajamos en esto, es simplemente nuestro hobby, nuestro entretenimiento. Dedicamos el tiempo que podemos o nos apetece y que profesionales como la gente de “Melómano”* calificaran el disco de esta manera nos llena de satisfacción. ¿Creéis que para que la música tradicional siga viva es necesaria la fusión?
Habéis tocado con varias figuras reconocidas internacionalmente de la música celta como Carlos Núñez, Luar Na Lubre, Hevia o The Chieftains… ¿Cómo vivís esa experiencia? ¿Qué os aporta?
Si encima estás en un teatro lleno a rebosar y la música suena divinamente pues entonces no solamente se le eriza el pelo al público sino también al que toca…La emoción incluso puede llegar agarrotarte un dedo mientras estás tocando… Fernando: En la época de finales de los años 70, cuando la música celta era una gran desconocida en éste país, Tierno Galván que era el alcalde de Madrid traía unas maratones de música celta al Retiro y ponía una carpa donde disfrutábamos cuatro… cuando pasan los años y de repente tienes la oportunidad de subirte a un escenario con Paddy Moloney…¡Ostras! es como un subidón…por lo menos para mí que soy muy sentimental para estas cosas. Era uno de mis grandes ídolos, estaba como un crío pequeño. Mientras algunos estaban en la prueba de sonido ¡yo estaba buscándole por todos los lados a ver si podía hacerme una foto con él!...Al final algunas colaboraciones acaban convirtiéndose en rutinarias y hasta aburridas cuando las repites varias veces, pero ahora que hay nuevos miembros en la banda y llevamos tiempo sin hacerlas, quizá sería un buen momento para retomarlas… Habéis participado varias veces en el Festival de San Patricio de Dublín…y ahora os preparáis para el William Kennedy Piping Festival en Armagh, Irlanda del Norte, al que acudís por segunda vez. ¿Cómo se vive la experiencia de compartir vuestras raíces con otros pueblos? ¿Qué aspectos son más enriquecedores?
Llevábamos un lacito con la bandera española y crespón negro en señal de luto y un repertorio muy completo, muy serio, porque no todas las bandas, especialmente las americanas, van tanto con la idea de hacer mucha música como con la idea pasarlo bien, pero nosotros nos ponemos muy serios. Estábamos todos hechos polvo y empezamos a desfilar. Al poco de comenzar el desfile, la banda que iba delante nuestro desaparece a lo lejos, la que iba detrás se para y no nos sigue… íbamos prácticamente desfilando solos por Dublín. Nos iba parando todo el mundo… todo el mundo aplaudiendo… nosotros estábamos muy acongojados, no podía ser de otra manera… el alcalde venía con nosotros charlando con la persona que llevaba el estandarte… y fueron unos momentos absolutamente increíbles.
No se puede describir con palabras…fue algo brutal. Les decía a mis compañeros, mucho más jóvenes que yo, que pensaran en ese momento como uno de los momentos más emocionantes de su vida. Era todo un pueblo acompañándonos en el dolor que sentíamos… estaban con nosotros. Nuestra relación con Irlanda es muy especial. Para nosotros Irlanda es nuestra segunda casa. En el año 2010 volvimos a repetir en el festival y ahora nos vamos al William Kennedy Piping Festival en Armagh. ¿Cuáles diríais que son los elementos comunes y cuáles los que os diferencian en cuanto a la tradición, interpretación…?
Fernando: Hay una cosa curiosa que en Galicia me molesta muchísimo. Si, por ejemplo, vas y quieres disfrutar de un rato de música tradicional te vas a volver loco buscando y probablemente no encuentres donde disfrutar esa música tradicional. En Irlanda, y sobre todo cuando no es época de grandes conciertos, puedes encontrar al gaitero más ilustre del país en un pub, rodeado de chavales que están aprendiendo a tocar el banjo, o el whistle…improvisando una sesión. Hay un aprendizaje permanente, es divertido, entretenido y eso lo envidio. En Galicia no existe. En Galicia se quejan, pero hay mucho secretismo. Aquello es como para iniciados, es un mundo cerrado…o estás dentro del círculo o nada…Es una pena. Irlanda es un mundo abierto, los grandes maestros bajan allí y lo comparten con el resto los chicos, disfrutan, aprenden, la gente escucha, y lo que me parece más importante es que ellos hacen la música para ellos, es lo que les divierte, lo que les gusta, acompañan en los bailes tradicionales, viven su sentimiento…y no lo hacen para los turistas o para ganar dinero como sucede aquí. Los gallegos se quejan de que no tienen esa difusión y quizá sean ellos mismos los culpables. Entonces, ¿la música tradicional gallega sigue viva pero cerrada el mundo?
Fernando: Exacto. No se abre ni quieren abrirse. Tengo amigos en muchos sitios de Galicia y cuando intentas averiguar dónde o cómo puedes contactar con gente buena para tomar clases o escucharles hay un secretismo total… inaudito. Ángel: Lo que sí tengo claro es cómo nosotros vemos el hecho de dar clases aquí, cuál es la función social que queremos realizar y dónde queremos llegar… Precisamente se trata de suplir eso. La música tradicional sí se mantiene, lo que no se mantiene es la tradición. Éste es un país en el que por diferentes razones, y sin entrar en aspectos como la Guerra Civil, o de tipo político…se empezaron a romper lazos y se perdieron súbitamente las tradiciones. Todo lo que recordaba al pasado se eliminaba del día a día…se perdió la arquitectura y pueblos en los que encontrábamos preciosos edificios de piedra, ahora está llenos de construcciones horrorosas, eso no ha pasado en zonas como Normandía... la literatura se convirtió en literatura de masas y la gente se dedicaba a leer novelitas de vaqueros… y así pasó con todo porque en realidad lo que se perdió fue la tradición. Estamos en un país en el que estaban prohibidas las reuniones y en el que había que pedir permiso hasta para hacer una junta de vecinos, así que imagínate bajar al bar para tocar música…impensable… Pero es que hoy día tampoco hay posibilidad de hacer música en la calle. Por ejemplo, en Madrid está prohibido tocar instrumentos de percusión en la calle. Nos encantaría hacer un ensayo al aire libre, tenemos muy cerca la Casa de Campo, pero quizá molesten veinte gaitas sonando y no lo digo por la gente, sino desde el punto de vista formal… a veces la legislación en muy ambigua respecto a éstos temas… en esta ciudad, hasta tocar música en locales espontáneamente es imposible porque no hay permisos. No podemos salir a la calle a tocar para que la gente sepa que estamos aquí y eso no ocurre en otros países como en Irlanda. Contadnos algo de vuestros futuros proyectos… ¿habéis pensado en alguna colaboración con nativos de otros continentes, como americanos, australianos…?
Entre ésta nuevas aventuras si está, por ejemplo, la de grabar un segundo disco, porque el cuerpo ya lo pide. En unos días viajamos a Armagh, un festival de gaiteros para gaiteros, donde hay gente de toda Europa y no exclusivamente de la zona atlántica, y es un buen escaparate para darnos a conocer y donde puede surgir cualquier cosa. Como iniciativa propia, ahora mismo no estamos pensando en nada concreto. Nuestro objetivo fundamental es dotarnos de solidez, de capacidad de maniobra, que hemos perdido un poco en estos dos o tres últimos años, y a partir de ahí empezar a trabajar otra vez como lo hicimos en su momento. Ángel: Yo creo que a partir de ahora debemos explotar más las actuaciones en directo. Hacer más conciertos. Se toca muy bien y las sensaciones y la sonoridad de un concierto no se dan en, por ejemplo, los pasacalles. Fernando: Además visualmente somos muy potentes, somos muchos, somos dinámicos en el escenario y hay una muy buena respuesta por parte del público. Pero no debemos olvidar que somos una asociación sin ánimo de lucro y que debemos financiarnos. No podemos prescindir de los pasacalles y de los desfiles, que además son importantes para que los miembros más nuevos de la banda cojan confianza y experiencia. Sólo tengo que agradecer a Fernando y a Ángel estos minutos que hemos podido compartir, en el que hemos disfrutado y revivido algunas de sus experiencias más importantes con Lume de Biqueira. Personalmente, he tenido el placer de verlos en más de una ocasión en directo y espero volver a verlos muy pronto sobre un escenario. De momento, nos dejan un CD, “Mañana Más” para que podamos hacer más amena la espera.
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