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La tortura no es mi cultura |
19 Octubre 2011 | ||||||
“Hay una increíble luna llena esta noche. El viento sopla fresco y el silencio lo cubre todo. Podría ser una noche perfecta... pero será mi última noche también. Todo ha sido una gran mentira hasta hoy y, cuando el sol salga de nuevo, la verdad será revelada. Haber nacido con la única misión de morir”
Estas palabras podrían ser el comienzo de una novela policíaca: la confesión de un asesino o los últimos pensamientos de cualquier víctima consciente de su destino ... Estoy segura de que sería un "bestseller", con ingredientes muy interesantes: una víctima que no se considera como tal , un asesino al que la gente admira, testigos que, en lugar de denunciar la sangría, disfrutan y aplauden el asesinato ... No hay que imaginar el título de este libro ... aquí, la gente de alrededor, lo llama "Fiesta Nacional”. Recuerdo la primera vez que vi morir a un toro atravesado por una espada. No estoy segura de cuántos años tenía, pero era aún muy niña. Mi abuelo estaba sentado en una silla a mi lado muy concentrado viendo la televisión. Recuerdo el calor sofocante... seguro que era verano, alrededor de las 6 PM En la pantalla un hombre se colocaba frente al animal, apuntándolo con la espada mientras el toro bajaba su mirada a la tierra siguiendo el movimiento de aquella tela roja…y tras unos segundos de miradas cruzadas, el metal atravesó el cuerpo del animal mientras el público aplaudía. El toro, luchando por mantenerse en pie, cabeceaba mirando al cielo. Sus patas comenzaron a doblarse hasta que cayó muerto, cubierto de sangre sobre la arena. “¿Está muerto abuelo?” Él me miró de reojo, sin perder la atención sobre la televisión: “Aún no…se resiste pero no durará mucho”. El público aplaudía. Movían sus pañuelos blancos. Un hombre se acercaba al animal sacando un cuchillo. Dos orejas del toro, cortadas allí mismo, eran el premio para el hombre de la espada. Era la primera vez en mi vida que presenciaba un asesinato y, tristemente, no iba a ser la última. ¿Cómo es posible aceptar que el asesinato se convierta en la identidad de un pueblo?
Ésta es la pregunta que muchos de nosotros, muchos españoles, nos hacemos cada día y de la que aún no hemos encontrado una respuesta lógica. Hoy en día, en el centro de la lucha por la defensa de los derechos a la vida y a la libertad, se siguen asesinando animales por diversión, por intereses económicos y políticos. Sin embargo, la lucha contra la tauromaquia no es algo nuevo. A lo largo de la historia han sido muchos (intelectuales, políticos y hasta la Iglesia) los que han intentado acabar con ésta práctica sin conseguirlo. Pero ¿cuáles son los argumentos de los taurinos para defender la tortura y la crueldad contra estos animales? Ellos dicen que:
Sobre el toro “nadie admira más su belleza, nadie exige con más vehemencia su integridad y se indigna con mayor furia ante cualquier maltrato, desprecio o manipulación fraudulenta” (Andrés Amorós, “Escritores ante la Fiesta (De Antonio Machado a Antonio Gala)”, Madrid, Egartorre, 1993, pág. 164). Según los defensores del toreo, la lidia no es la práctica más cruel para un toro y, para justificarlo, explican que el toro de lidia, durante su vida, tiene un trato de favor respecto al toro que habita en una granja… Los defensores de la tauromaquia inciden en que, de no existir las corridas de toros, la raza del toro de lidia se extinguiría al no ser rentable para otras actividades. Y ahora bien… ¿Hasta qué punto es real esa “buena vida” del toro bravo de la que hablan los taurinos? ¿Podemos incluir en esa “buena vida” el dolor que sufre el animal durante el espectáculo? Absurdo… ¿Se puede considerar al toro de lidia como una raza en sí misma? ¿Existían los toros bravos antes de que nacieran las corridas o fueron éstas las que modelaron una nueva raza? Obviamente los puntos de vista son absolutamente opuestos entre los taurinos y los antitaurinos, y no hay posibilidad alguna de poder acercar posturas. Sin embargo, las opiniones de los españoles han ido cambiando a lo largo del tiempo: En 2002 (“Interés por las corridas de toros”, 2002, Encuesta del Instituto Gallup ) descubrimos que tras ser preguntados al respecto, el 31% de los españoles se mostró muy o algo interesado en las corridas de toros mientras que un 68,8% no mostraba ningún interés (a principios de los años 70 los interesados en las corridas de toros eran el 55% de los españoles, en los 80 este colectivo representaba alrededor del 50%, mientras que en los 90 las cifras de aficionados se desplomaron, situándose en torno al 30%). En 2006 el 72,1% de la población española afirmaba ya no tener ningún interés por los espectáculos taurinos. Sin embargo, y a pesar del escaso interés manifestado por lo españoles en este tema, en 2007, se destinaron 500 millones de euros al sector taurino español en forma de subvenciones (...) y casi 600 en 2008. Un paso adelante: la abolición de las corridas de toros en España
Dos son las comunidades autónomas que a día de hoy ya han dado el paso de prohibir las corridas de toros: Canarias y Cataluña.
El 30 de abril de 1991, y a partir de una Iniciativa Legislativa Popular impulsada por el diputado regional Miguel Cabrera Pérez-Camacho, se modifica la ley canaria (8/1991) de protección de los animales. A pesar de afectar exclusivamente a los “animales domésticos y de compañía”, en su artículo 5, establece: “Se prohíbe la utilización de animales en peleas, fiestas, espectáculos y otras actividades que conlleven maltrato, crueldad o sufrimiento” Si bien no hay una prohibición específica sobre las corridas (no se considera al toro bravo como una especie doméstica y/o de compañía), desde mitad de los años 80 no se celebra ningún espectáculo taurino en Canarias.
Cataluña: 1 de Enero de 2012. Quedan pocos meses para que la primera prohibición de las corridas de toros (sólo en territorio catalán), aprobada por el Parlamento de Cataluña el pasado 28 de Julio de 2010, entre en vigor. Sin embargo, es ésta una abolición polémica, ya que el texto aprobado sólo hace referencia expresa a aquellas actividades y “espectáculos con toros que incluyan la muerte del animal”, aquellas que incluyan las rutinas típicas del toreo: “pica, las banderillas y el estoque” tanto dentro como fuera de las plazas de toros; a excepción de “las fiestas con toros sin muerte del animal (“correbous”) en las fechas y localidades donde tradicionalmente se celebran. En estos casos, está prohibido inferir daño a los animales”. ¿Es por tanto una medida de protección a los animales real, o es sólo una estrategia política para distanciarse de las costumbres y tradiciones identificadas históricamente como españolas? Éste es uno de los temas más controvertidos y discutidos entre los antitaurinos, que no entendemos por qué no se ha producido la prohibición total de todas aquellas actividades en las que un animal se pueda ver amenazado, torturado o maltratado. Independientemente del motivo por el cual Cataluña ha decidido abolir las corridas, a partir del 1 de Enero de 2012 no se derramará más sangre en las plazas de toros catalanas. Aún nos queda mucho camino que recorrer en la defensa de los derechos y la protección de los animales, y no sólo en España. En países como Francia, Portugal, México, Ecuador, Colombia, Perú…se siguen celebrando corridas de toros y prácticas con estos animales a modo de espectáculo donde se tortura y maltrata. Asociaciones, organizaciones y partidos políticos como Galicia, Mellor Sen Touradas, PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal), PROU!, CACMA (Colectivo Andaluz contra el Maltrato Animal) en España y M.A.C. (Movimiento Antitaurino de Colombia), ALCO (Animales Libres de Crueldad y Opresión -Perú) UPA (Unidos por los Animales- Perú), PAE, Anima Naturalis y Pro Anima (Ecuador), CAS International (Holanda) …siguen luchando día a día porque llegue el momento en que ningún animal más sufra la tortura a manos del ser humano. |